TITULO ORIGINAL: Ernesto Sábato, mi padre
DIRECCION: Mario Sábato
GENERO: Documental
‘Un escritor crea vidas, en general ajenas, y puede incurrir en la tentación de imaginarse su propia historia”, advierte Mario Sábato, el hijo Ernesto Sábato, al inicio del documental que rodó sobre su padre.
‘Ernesto Sábato, mi padre’ comenzó en 1963, cuando Mario realizó los primeros registros fílmicos de su padre.
El escritor no estaba al tanto del estreno de la película. “No lo sabe y tampoco se la mostré (...). En rigor vio los primeros 20 minutos, que son los más divertidos. Después le dijimos que se descompuso el DVD”,agregó su hijo.
Las últimas imágenes del escritor son de su cumpleaños 95, el 24 de junio de 2006, en las que se lo ve ya envejecido.
El filme es una combinación de entrevistas, viejas películas caseras en blanco y negro -en las que se ve al entonces joven escritor visitando a su madre anciana en su pueblo natal de Rojas o partiendo en barco hacia Europa- y unos pocos testimonios de terceros, como el del ex presidente argentino Raúl Alfonsín.
Mario Sábato confesó que cuando comenzó a registrar a su padre con una cámara no tenía propósito de hacer una película sobre su vida. “Mucha gente me empezó a decir que no tenía derecho a dejarla en el recuerdo familiar, que tenía que hacer una película para todos”, dijo.
Es así como, a lo largo de 96 minutos, se puede ver a un Ernesto Sábato íntimo haciendo bromas junto a sus nietos, conversando con su esposa Matilde (fallecida en 1998), mostrando sus cuadros en el taller de su casa o recordando anécdotas de su infancia, como aquel día en que su hermano Pepe se fugó con un circo.
Por momentos, es Mario el que se para delante de la cámara para contar también algunos de los momentos más tristes de la vida del escritor, como aquella mañana de 1995 en que su hijo mayor, Jorge, murió en un accidente de carretera, y el resto de sus hijos decidió “cortarle la luz y el teléfono” en su casa para que no se enterara de la noticia por los medios.
También hay espacio para las confesiones: Ernesto Sábato reconoce que no tuvo el mismo trato con sus hijos que con sus nietos y admite: “Me considero una persona ni muy buena ni muy mala. Una persona en el fondo solitaria, propensa a las depresiones más profundas. No soy una persona muy recomendable”.
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